Tribulaciones.
desparramé los libros por todo mi cuarto
los vasos los usé de ceniceros, las monedas de señalador
no me puedo subir a un bondi sin algo que leer,
porque mi tristeza ya no me corresponde
me someto a su merodeo
indagando su profundidad conurbana
en la triste persecución de siempre, digital, insomnia
llena batallas inconclusas y desapercibidas
por las ansias camino sin mirar rostros
errático y adolescente
armo los cronogramas y calendarios para centrarme,
no mas de cuatro puchos, no menos de tantas lecturas
y no desbordarme sobre la cama
porque así pierdo mi cuerpo
en su mar persuasivo, mi fantasía incierta.
despierto igual, todos los dias, con la misma duda,
anhelando aquél frontón, donde me fusilaría la simpleza.
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