No estoy triste, es solo que...

El tiempo no espera a nadie, pasa tan rápido como la memoria le abre el paso. Por eso todo crece de forma despareja, en grandes explosiones, en pequeños pasos. Al recordarme a mi mismo me doy cuenta de que todo este tiempo fui parte de algo común a todo y aporté mi legado desordenado de forma desprolija. Sin embargo, hoy veo todo lo vivido como si fuese perfecto e inmejorable, a pesar de todo (a pesar de todo...). 

La noche gesta desde mucho antes que comience el día y muere mucho después del amanecer, como consecuencia del tiempo, porque todo lleva tiempo, y desde su comienzo todo lo consume.
Hay tardes que puedo ver la luna, quizá en el útero de noches futuras o como el cadáver de madrugadas pasadas. Hay veces que recuerdo todas esas sonrisas o tempestades bajo el mismo cielo del que leo esto; bajo lo que queda de la edad del firmamento y atestiguando todo eso que falta para el techo del futuro.

Quizá concebir la idea de que todo puede suceder al mismo tiempo es ser un poco mas humilde, aunque uno no esté totalmente convencido de eso.

Mucha gente siempre me dijo que del polvo vine, y que en polvo me voy a convertir. A pesar de ser agnóstico opino igual, el polvo que barremos en algún momento fuimos nosotros, la tierra en donde ponemos todas nuestras cosas y crecen todas las otras en algún momento fue algo vivo.
Por eso en el resplandor de la soledad de alguna noche, noté esa forma que tengo en el espejo. Me di cuenta que nunca soy el mismo, que somos el vivo ejemplo de esa alegoría muy vieja; nunca te bañarás en las mismas aguas de un río.

Me dí cuenta de que me veo como el promedio de todas las formas que supe ser y que en realidad mi esencia frente a un cristal es simplemente una percepción; pronto se haría polvo.

Todas las partes infinitesimales del espacio suceden con la violencia que el tiempo le permite, todos esos fragmentos que resulto ser y que pronto serán polvo, no me esperan, no les importa como transcurre el día ni la noche ni sobre qué cielo estamos, solo buscan hacerse polvo para esparcirse y completar esa disgregación que hace que me recuerden, porque el tiempo no espera a nadie, pasa tan rápido como la memoria le abre el paso.
Quizás crecer, adolecer, disfrutar, recordar, ver morir y nacer no son más que esas prácticas que nos convencen que el tiempo sucede hacia el desastre que nos recuerda el pasar de los días como algo inevitable, pero yo creo que a veces me olvido de que realmente todo eso que se separa de nosotros a medida que envejecemos es en realidad el símbolo de que algo nuevo creció, que quizá todas esas tardes que vi el cielo y me pregunté si realmente el alba es el porvenir, no tuve en cuenta que el día terminó para darle lugar al siguiente y así sucesivamente. Puede ser que no haya mas días, es decir una última noche. Pero que se yo, no sabría qué pensar, por lo menos dejaría todo ese polvo desparramado por donde anduve. Capaz es triste, pero todo te apura de una forma para que termines pensando eso.

A ver, no estoy triste, pero tengo una sensación muy rara dentro de mío, porque vi, como todos, muchas cosas para convencerme que inevitablemente estoy creciendo y que no soy capaz de acostumbrarme al dinamismo de las cosas, porque todo resurge y crepita hasta las cenizas. El cambio sucede muy rápido, de repente, casi como una sorpresa que te juega el mundo.
 No estoy triste, pero como a cada momento soy alguien nuevo y distinto, no puedo volver hacia atrás para solucionar muchas cosas que hoy forman esa parte imborrable en mí. Como dije, sólo soy un promedio, sólo me ven como esa serie de momentos en que lograron observarme y como esa devolución propinada del observador hacia el mismo observador una vez que dejó de verme; quizás soy la ilusión de su memoria. No quiero ser desconsiderado con todos los que fueron testigos de mí, pero nadie ni nada te espera, todo cambia, incluso vos y yo.

Quizás por eso nadie me conoce realmente.
A veces ni yo mismo.

Y quizás esta sensación tan magra sea todo lo que guarde de mí en este momento, capaz esta nota sea la máquina que desafíe al tiempo y evite la tergiverción de mi memoria para resurgir en otro cielo o inclusive en otras cabezas. Ojalá esto repercuta de alguna manera, aunque sea observado desde distintos lentes. Pero sigue siendo difuso. Simplemente no sé, la incertidumbre que hoy confunde al mundo y a mí me tiene muy convencido. Justamente no sé.

Por eso hay veces que me abandono, porque no hay caso para todo esto. Capaz es mejor vivir en silencio con uno mismo, quizá así el cambio pase desapercibido.

Me gustaría superar todas esas cosas que sembré en el pasado para mi yo futuro, todas esas partículas de polvo que hoy me persiguen y las que guardo con mucho cariño, toda esa luz que supe ser y de la que suelo vivir. Ojalá todo fuera tan absoluto y sublime como el futuro; nunca toma forma y sin embargo es inexorable.


No puedo evitar sentirme abrumado, porque el tiempo no espera a nadie.
No puedo evitar sentir nostalgia, porque el tiempo pasa tan rápido como la memoria le abre el paso.

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