No correspondido.
Tu ausencia dorada son muchas de las cosas que entendí en este tiempo,
tu presencia intermitente es la vertiente de toda esa música lenta y dañina, tan adictiva.
Tu recuerdo me promete mucho pero tu silencio me quita todo,
mi llanto es de vigilia en la noche mientras soy yo con mis superficialidades
cada tanto sos vos, en el reflejo del agua de mi penumbra, a veces quieta.
Mi pregunta hacia mi tiene matices parecidos a los tuyos,
pero sin profundidad, la oscuridad es solo un cuadro pintado de negro.
Nuestras conversaciones dragaron la memoria, en sutiles encuentros
sus espacios todavía me hacen tropezar, por cada hueco.
Lo mas insinuante es tu indiferencia, pintada de colores opacos de orgullo y resignación pasada,
lo mas triste es que pude convencerte sin usar las palabras, y ahora que las quiero no las encuentro,
ni aunque cierre los ojos.
Mientras tanto reservo todas esas cosas sobre la mesa, los platos de aquella cena,
todas esas botellas sobre el pasto y la pared, a la sombra del día;
le delego mucha de mi ropa a armarios introvertidos, que gustan de mis mejores piezas.
Cada día mi cuarto manifiesta mejor mi identidad, en el libertinaje de su azar,
tu presencia intermitente es la vertiente de toda esa música lenta y dañina, tan adictiva.
Tu recuerdo me promete mucho pero tu silencio me quita todo,
mi llanto es de vigilia en la noche mientras soy yo con mis superficialidades
cada tanto sos vos, en el reflejo del agua de mi penumbra, a veces quieta.
Mi pregunta hacia mi tiene matices parecidos a los tuyos,
pero sin profundidad, la oscuridad es solo un cuadro pintado de negro.
Nuestras conversaciones dragaron la memoria, en sutiles encuentros
sus espacios todavía me hacen tropezar, por cada hueco.
Lo mas insinuante es tu indiferencia, pintada de colores opacos de orgullo y resignación pasada,
lo mas triste es que pude convencerte sin usar las palabras, y ahora que las quiero no las encuentro,
ni aunque cierre los ojos.
Mientras tanto reservo todas esas cosas sobre la mesa, los platos de aquella cena,
todas esas botellas sobre el pasto y la pared, a la sombra del día;
le delego mucha de mi ropa a armarios introvertidos, que gustan de mis mejores piezas.
Cada día mi cuarto manifiesta mejor mi identidad, en el libertinaje de su azar,
sin el orden de las prioridades,
desdibujado por tu andar endeble.
Me di cuenta que las oportunidades no me interesan, quizás por miedoso o por todo esto no correspondido, pendiente,
pero la vajilla sigue sobre la mesa y ninguno de los dos la quiere sacar.
Estoy seguro que depende de mí, pero me gustaría que no me des la espalda,
porque anhelo sentarme a escuchar la lluvia con la sala limpia, aunque sea solo.
De pretencioso nomás, me gustaría armar ese claro de luz donde nos sentemos a dibujar
pero no creo
todo depende de vos, como en algún momento todo dependió de mí y lo eché a perder.
No se si espero mucho de vos, ni de nadie,
pero que bien me harías.
Me di cuenta que las oportunidades no me interesan, quizás por miedoso o por todo esto no correspondido, pendiente,
pero la vajilla sigue sobre la mesa y ninguno de los dos la quiere sacar.
Estoy seguro que depende de mí, pero me gustaría que no me des la espalda,
porque anhelo sentarme a escuchar la lluvia con la sala limpia, aunque sea solo.
De pretencioso nomás, me gustaría armar ese claro de luz donde nos sentemos a dibujar
pero no creo
todo depende de vos, como en algún momento todo dependió de mí y lo eché a perder.
No se si espero mucho de vos, ni de nadie,
pero que bien me harías.
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