Situación teórica.
Propongo una situación teórica:
Ropa, el reflejo de gente en vidrieras, tamaños, precios, tiempo, comparaciones irreales, proyecciones de gente que viste pasar por la calle mientras caminabas, imaginar su vida en pleno gozo junto a vos, hasta que finalmente te calzas a vos mismo su ropa consolidando la transpolación, desligándote de una parte de vos.
Dedicación, horas, extenuación durante la noche, libros, café, hojas, entrar a un aula enorme llena de gente, un atril grande enfrentado a todos, una vez sentado notás una gota de sudor en el examen. La mano tiembla.
Viento frío, una puerta que se abre, miedo a no estar sola; cerrar la puerta y finalmente constatar el silencio. Durante la noche ir al baño: ya no es mas silencio sino una respiración. Levemente un resplandor se desvanece moviendose hacia la cocina, susurrando: -Vení-.
Caminar de espalda a un cruce a nivel de tren, alejándote, el timbre reiterativo de la barrera, el tren estremeciendo el suelo en temblores, la bocina suena y suena, desesperada. La intermitencia del claxón desvaneciendo en completa euforia, hasta opacarse en estrepitoso ruido de choques de metales. Luego silencio. El oído se acostumbra. Delicadamente inteligir el alarido de un nene, en segundo plano.
Todos los caminos que recorrería la mente para escapar de la realidad son en vano; no existe algo tan sutil y contundente como la verdad en su primer acercamiento, porque la sorpresa es simplemente otra faceta de uno mismo que no se muestra diariamente.
La percepción es un brote de todo lo que vive en nuestro interior.
Comentarios
Publicar un comentario