Te gusta caminar en el borde del cordón.
te gusta saborear el color que te hace daño porque te observas cuando te miramos
te encantaría que pensemos en tu lenta muerte en la noche
cuando tus gritos no se escuchan
pasaron los años y tu experiencia en las caricias se hizo terca
ya no te gusta gritar por lo que gritabas
pero la costumbre sigue siendo tuya como todos esos gritos que quedaron colgados en un tejado digital
llenos de sangre y poesía amarga que esconden tus nubes rojizas
las odías
por eso las matas tratando de quitarte la sangre en cada pitada que le huye al ahorro
lo más triste es que no te empalaga
toda esa telaraña en la que vivís ahora
de senderos con señuelos de veredas sin casas de ultrajes a tu carisma
ya desde una ventana queda verte caer
ver como bailás en el borde del cordón
persiguiendo el aroma adictivo y doblegante de un sueño que murió hace mucho
pero tu sonrisa depende de tu empecinada esperanza
de que algún día seas feliz con toda esa transculturización
que amanece cada día en tu identidad corroída
Un abrazo, una risa, y dale que sale otra, al carajo, este Santi, siempre nos hace cagar de risa, y nunca te dije pero tu risa trabada me da mas risa, y es un ciclo de nunca terminar, hasta que me explota la panza, ni te cuento cuando estoy drogado porque me río en silencio para guardar mas panza y seguir riendo, y nunca entendí porqué te juntaste con esos pibes y a la vez siempre supe pero riéndonos se nos pasaba el tiempo y Santi que sigue haciéndonos reír y todavía no me conozco tanto para decirte lo que pienso y para donde vas y que sabíamos como atajarte pero no te atajamos porque nadie confiaba en sí mismo y acá estamos, ya casi ni te conozco y la nube de polvo blanco que te esconde cada vez mas y mas te aleja al paraíso en el que tus sentidos ya no pueden con tu cuerpo.
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