Autismos, Hermandades, y yo sé que nos amamos.

Y al sentarnos en la mesa, respetando una simetría inversa, ambos enfrentados, vos agua, yo jugo, milanesas yo pastas, yo tengo remera, vos no, apurado, yo tranquilo, encendiste la televisión y yo la disfrutaba apagada, inhalando del aire que nos contenía, tan peculiar, que a solo un metro cúbico de su volumen, contenía miles de kilómetros de distancia, con atajos y tretas para poder cruzarlos, pero tan respirable como muchos otros, pero contaminable como pocos, como el aire que tu nariz suelta, en cascadas lentas de tu esencia, de manifestaciones tan efímeras ( y agradables) que terminan por conformar la mentira y la incógnita de lo que sos y de lo que te pasó, con un olor adolescente que acompaña la línea fisico temporal de tu rostro, cuando dormíamos en el mismo momento, cuando la luz era la misma para ambos y, oh, quién sabe, quizá compartimos los sueños de soledad que lastimaban la casa entera. Ahora llenamos de humedad los yesos de las paredes en una anacrónica relación moribunda , que busca su éxtasis en habitaciones separadas distintos libros, amigos y adicciones, pero la misma fúnebre soledad que se tatúa en las líneas faciales, en las risas ; Los saludos incompletos, la esquiva mirada de ambos (irremediables) - Hola...   qué haces... ¿estás estudiando? No, no... - y el estremecedor desaliento de la inconclusión, donde soy el culpable y el prejuicioso, el ícono de muchos, dios mio, no, y vos queriendo abolirlo. Política y literatura, Psicología y Biología, supongo que no hay horizontes en esa mesa, el aire cada día guarda mas distancia, ansioso de contener el mundo.

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