"Intentar parar nuestro río" de Guido Magallán
Te encuentro en el bosque de ceibos rojos
en el filo del norte,
paulatinamente peligroso.
El entramado de nuestros cielos
de inconmensurable porte
y el abandono progresivo de nuestra aventura sin destellos.
Cómo todos los adoquines anhelan nuestra silueta naranja.
Sólo tuya, ajena a su reflejo,
única y huérfana de sombra alguna; Inocente como flor entre las baldosas,
de labios estrechos.
Cómo todos los adoquines gritan por nuestros caminos,
los del filo del norte,
paulatinamente peligroso y hermoso.
Si supieras el miedo que me causa el crepúsculo,
si supieras el miedo que tengo a los solsticios inexorables,
con qué violencia el vacío infinitesimal entre nosotros nos cambia,
pero desnudo y antepuesto a una sonrisa adorable
contenedora de generaciones mudas
coloridas, extinguibles, susceptibles e imaginables,
te proyecto dinámica e infinita.
Me asusta con qué descontrol crece la hierba,
Todavía no puedo detener la lluvia con mi palma, y si pudiese...
Y al querer contarte mi verdad muda,
te escapás al crepúsculo sin alma
olvidada en el filo del norte
paulatinamente peligroso.
en el filo del norte,
paulatinamente peligroso.
El entramado de nuestros cielos
de inconmensurable porte
y el abandono progresivo de nuestra aventura sin destellos.
Cómo todos los adoquines anhelan nuestra silueta naranja.
Sólo tuya, ajena a su reflejo,
única y huérfana de sombra alguna; Inocente como flor entre las baldosas,
de labios estrechos.
Cómo todos los adoquines gritan por nuestros caminos,
los del filo del norte,
paulatinamente peligroso y hermoso.
Si supieras el miedo que me causa el crepúsculo,
si supieras el miedo que tengo a los solsticios inexorables,
con qué violencia el vacío infinitesimal entre nosotros nos cambia,
pero desnudo y antepuesto a una sonrisa adorable
contenedora de generaciones mudas
coloridas, extinguibles, susceptibles e imaginables,
te proyecto dinámica e infinita.
Me asusta con qué descontrol crece la hierba,
Todavía no puedo detener la lluvia con mi palma, y si pudiese...
Y al querer contarte mi verdad muda,
te escapás al crepúsculo sin alma
olvidada en el filo del norte
paulatinamente peligroso.
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