"Otoño" de Guido B. Magallán
Los cristales chocan en el viento.
Los esqueletos anuncian la pérdida;
la cobertura tejida de carne
de las yemas del tiempo.
El cielo presta poco
y la mañana es perezosa.
Las gotas son turbias y los vidrios acogedores,
el nido de bronce y níquel
ya se aparta del horizonte.
No queda nada en los testigos,
ya no hay refugio para los pregoneros.
Los arroyos ahogan los adoquines,
y los toldos caminan en multitudes.
Sé que es el anticipo,
el clima es pulcro
en su gobierno indígena.
Corro detrás de las sombras,
utilizo las ventanas,
vacío los frascos,
empardo los ojos,
para huirle.
Quiero dejar de sentir su tormento.
Los esqueletos anuncian la pérdida;
la cobertura tejida de carne
de las yemas del tiempo.
El cielo presta poco
y la mañana es perezosa.
Las gotas son turbias y los vidrios acogedores,
el nido de bronce y níquel
ya se aparta del horizonte.
No queda nada en los testigos,
ya no hay refugio para los pregoneros.
Los arroyos ahogan los adoquines,
y los toldos caminan en multitudes.
Sé que es el anticipo,
el clima es pulcro
en su gobierno indígena.
Corro detrás de las sombras,
utilizo las ventanas,
vacío los frascos,
empardo los ojos,
para huirle.
Quiero dejar de sentir su tormento.
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